martes, 12 de agosto de 2008

Un capricho del hombre


Ciertos principios o leyes naturales que enseñan algunas religiones y movimientos filosóficos, me provocan una contradicción realmente vomitiva, ósea, si yo fuera parte del rebaño que sigue tal o cual doctrina/principio/filosofía/religión/norma moral, me sentiría en medio de una confusión bastante grande, que pronto me provocaría asco y no creer en una doctrina sucia y adulterada por la gente.

Conceptos como inmanencia (del cristianismo moderno), la ley del Karma y Dharma, el yin yang, acción y reacción, por ejemplo, me llevan a un razonamiento: Nuestros actos, manifiestan una respuesta, que nos afecta de algún modo, (ya sea por la explicación de la trascendencia o de la energía divina que nos impregna y forma parte de nosotros, la participación de la chispa de gracia, etc) nos afecta ahora, dentro de la existencia material, visible, mortal, humana, terrenal, mundana. Ahora, preocupándonos de nuestros actos "malos" y "buenos", (da lo mismo definir cual es un acto malo y cual bueno, eso depende de cada uno, veámoslo objetivamente para fines prácticos. También da lo mismo en que crean y en que no, es sólo para vislumbrar la contradicción) parece que esto tiene una consecuencia negativa o positiva dependiendo del caso, que podemos apreciar, que es comprobable; porque sino estas doctrinas no tendrían una justificación firme por lo menos.

Entonces me pregunto: Para que está el cielo? Los campos elíseos? El paraíso? La balanza que pesa el corazón? El infierno? El hades? El averno astral? El seol? El naraka? El gehena? Cual es la idea de volver a castigar o volver a premiar? Algunos defensores de esto dicen que más que un lugar, es la situación en la que se encuentra alguien según se ha acercado o alejado de Dios.
¿Es que acaso dios, el destino, la energía universal, es tan caprichosa que no se basta con vernos sufrir o ser feliz acá abajo sino que se vuelve hedonista y vanidoso (como si fuera un ser humano) viendo eso. ¿Dónde está la perfección de eso?
Cada cual con sus creencias, pero revisen bien lo que siguen, se llevarán alguna sorpresa. La persona que se arrepiente de defender algo que no entiende no es inconsecuente con sus actos, sólo usa la cabeza.


"El hombre, en su orgullo, creó a dios a su imagen y semejanza" Friedrich Nietzsche.